El I-Ching es un libro perteneciente a la literatura china clásica, originalmente escrito en ideografía arcaica. Primero debió ser compilado a través de generaciones por eruditos letrados, y vertido en caracteres clásicos, adquiriendo su forma más aceptada y confiable en la llamada “versión de Palacio” realizada bajo el reinado de Qing Xi (1662-1722 d.C) con la finalidad de dotar al Emperador de un texto lo más confiable posible para la consulta de los oráculos.
Es generalmente sobre esta versión y sus posteriores copias, que trabajaron los pioneros de la sinología, aquellos occidentales que emprendieron la ardua tarea de aprender desde la nada un idioma tan atípico como el chino, para el que no existían gramáticas al uso occidental, y lo que era peor, para el cual las categorías gramaticales de las lenguas clásicas (latín y griego especialmente) no cuadraban.
Quienes mejor tradujeron el Libro de los Cambios lo hicieron en inglés, alemán, o francés. De modo que quienes pertenecemos al mundo de habla hispánica debemos leer las páginas del Libro a través de una doble degradación: primero del chino al alemán o inglés, por ejemplo, y luego de éste al castellano o español.
La versión de Richard Wilhem (1873-1930): “I-Ching, el Libro de las Mutaciones”, traducción al español por D.J.Vogelmann, Edit. Sudamericana, Buenos Aires, 1976.
Es un clásico en el tema, y sin lugar a dudas la mejor traducción existente hasta el presente, y que quizá no tenga competidores por largo tiempo. Ello se debe a que este autor, que vivió más de veinte años en China, la mitad de ellos bajo el régimen imperial, y la otra mitad bajo el régimen postrevolucionario surgido en 1911, tuvo la inapreciable ayuda de uno de los últimos exponentes de la clase de los letrados confucianos, Lao Nai Xuan. Gracias a este aporte, Wilhem pudo encontrar para cada ideograma el sentido más verosímil de acuerdo a la tradición literaria china.
Además la versión cuenta con el prologo de Carl Jung.